“El mensaje es mío,
es del Padre/Madre, de la Fuente, de Dios, cómo queráis llamarme. Tienes que
decirle a mi pueblo que es el momento de centrarse en sí mismos, de buscar hacia
dentro, de liberar el ser divino, el ser de luz que llevan dentro, de la prisión
creada por sí mismos y por la Sociedad.
Cada ser,
independientemente, es más sabio que el colectivo. En una sociedad son unos
cuantos los que deciden las normas que más les convienen, pero esas normas que
aparentemente regulan, ordena y uniformizan, también imponen y asfixian; van
muchas veces en contra de la naturaleza del propio ser y de su esencia divina.
Creo que ahora ya va filtrando, en la Sociedad, la idea de que no hay nada
bueno, ni nada malo, sólo existen consecuencias. Tampoco existen casualidades,
las cosas pasan según lo que uno piensa, lo que uno desea.
Diles a todos que
vigilen sus pensamientos.
Los pensamientos se
concretan en palabras y las palabras en actos. Eso ya lo dije anteriormente. Ya
estuvo escrito para que muchos lo leyeran, pero todavía no ha llegado a todos,
por lo tanto, lo vuelvo a repetir. Es el momento ahora de buscar en uno las
respuestas a los problemas. Las respuestas nunca están fuera, siempre están
dentro. Muchos seres de luz ya están trabajando en esta dirección, pero
necesitamos que muchos más lo hagan.
Que no se engañe
nadie, la crisis que tanto anuncian hoy en día, es un acontecimiento creado por
unos cuantos que se está volviendo cada día más grande por los pensamientos
colectivos de muchos. Esa realidad podría cambiar en un instante, si todos esos
muchos cambiaran su pensamiento; es más, ni sería necesario que lo hicieran
todos, con una buena parte, ya sería suficiente.
¿Cuándo asumiréis
que sois los creadores de vuestras vidas?
Antes lo hagáis,
antes seréis libres de todas las imposiciones sociales, de todas las trabas de
vuestra mente y las ilusiones que creáis con vuestro ego; él os diferencia, pero
no es necesario que lo alimentéis, pues todos sois una parte del todo.
Todos sois iguales,
aunque diferentes.
Compartís la misma
esencia aunque no las mismas experiencias; ellas son únicas para cada uno de
vosotros y eso es lo que os hace especial a cada uno, y digo especial
no digo mejor. Ningún ser es mejor que
otro. Ni tan siquiera el ser humano es mejor que los animales o
las plantas, o las piedras, las estrellas, etc. Cada ser vivo experimenta una
realidad distinta, siente y percibe desde su ángulo particular, pero eso no
quiere decir que unos sean mejores que los otros. Ya es el momento de que
valoréis y cuidéis vuestro entorno, cada planta, cada animal es tan valioso como
vosotros mismos; la propia Tierra es igual de valiosa.
Imaginaros que cada
día desmontáis un ladrillo de vuestra propia casa, del lugar cómodo y agradable
en el que moráis. Cada día vais sacando uno, sin reponerlo, sin preocuparos de
la estructura que os alberga. ¿Qué pasará al cabo de un tiempo? La casa se va a
venir abajo ¿verdad? ¿Qué pensaríais entonces de vosotros mismos? ¿Qué eso no
tiene nada que ver con vosotros? ¿Os lamentaríais preguntándoos por qué el
destino es tan cruel, por qué os trata tan mal la vida?
Esto os parecería
descabellado si se lo oyerais a otros. Pero cuando sois vosotros los que lo
decís, ¿qué pasa entonces? Os permitís desplazar la autoría de esa destrucción
continua; ya no sois vosotros los “culpables”. No, es Dios, el destino, la vida,
los políticos, etc. Cada vez que pensáis que el creador de vuestros infortunios
es otro, os estáis perdiendo a vosotros mismos. Ahora es el momento de despertar
y ver lo que estáis decidiendo cada día, despiertos o dormidos; observar
vuestros pensamientos y relacionarlos con los acontecimientos de vuestra
vida.
Hemos hecho un Pacto
hace muchos años. Yo os he creado a
mi imagen y semejanza. ¡Sí, sois todos iguales que yo! Y no sólo vosotros, los
seres humanos, que os consideráis una raza superior, sino que también las
plantas, los animales, los minerales, las estrellas, los planetas, cada
partícula de materia, cada rayo de luz, todo lo que podéis ver, tocar , sentir;
todo lo que conforma vuestra realidad está imbuido de mi presencia. Yo soy el
creador y os he hecho creadores. Vuestra materia prima es la energía. Para que
podáis ser, auténticamente, creadores, es necesario que dispongáis de libre
albedrío y ese, es parte del Pacto que tengo con vosotros. Sois libres de crear
y experimentar todo lo que deseéis.
A través de la
experimentación se desarrolla la vida. Esa es su razón de ser. La
experimentación os aporta consciencia. Ya tenéis todos mucha sabiduría innata,
está en vosotros, y vosotros sois los que podéis limitarla o ampliarla según la
perspectiva que decidáis tener. Por lo tanto, ¿en qué se concreta
vuestro libre albedrío? En vuestra capacidad para decidir, para
crear lo que decidáis crear; la creación es la materialización del
pensamiento, es decir, que la energía se transforma en materia, en algo visible
y tangible. Pero no os equivoquéis, lo que creáis es una ilusión, es un gran
teatro en el que vais a interpretar vuestro papel. Esa interpretación es la que
os va a permitir experimentar lo que deseáis, es decir, lo que
habéis decidido experimentar en cada vida. Por lo tanto, mi Pacto
con vosotros es satisfacer todos vuestros pedidos, vuestros deseos, vuestros
pensamientos. Vosotros creáis y yo permito esa creación, os concedo todos
vuestros deseos. Ese es nuestro Pacto.
Probablemente,
muchos lo hayáis olvidado, pero seguro que al leer mis palabras sentiréis un
cosquilleo interno, una vocecita que os dirá: “Es así, hazle caso.” Esa vocecita
es vuestra sabiduría, vuestra divinidad. ¡Sí, sois divinos! Recordad que os he
hecho a mi semejanza. Esa vocecita, podéis callarla o escucharla, esa también es
vuestra elección. Si la escucháis, os permitiréis desarrollar vuestra sabiduría
interna, y vuestra vida, sin duda, será más agradable, placentera, auténtica y
fácil. Si no la escucháis, os sentiréis permanentemente divididos, fracturados,
desarmonizados. Si no escucháis vuestra voz interna, estaréis negando lo que
sois: hij@s de Dios, seres divinos, seres de luz. La oscuridad en vosotros, es lo que os
permite experimentaros como seres de luz. Sin ella, no sabríais lo que sois
realmente. Cada elemento cumple su función; no hay nada malo, ni bueno.
Todo está ahí por
una razón. No existen las casualidades. Cada uno de vosotros crea lo que
necesita experimentar, por lo tanto mirad hacia adentro con ojos amorosos, dejad
de ser vuestro juez y el de todos. Aceptaros como sois y decidid
cambiar lo que ya no os sirve. ¡Es así de fácil! Todas las mañanas y las noches,
y cada vez que lo necesitéis, higienizad vuestros pensamientos. Hoy en día
valoráis mucho el cuidado corporal, es sin duda importante, pero más efectivo
acompañado de una buena higiene mental. Observaros, aceptaros, siempre desde el
amor, desde el corazón. Es mágico. Vuestra vida es lo que vosotros pensáis,
habláis y hacéis. Está en vuestras manos cambiarla.
Yo siempre estoy a
vuestro lado, para ayudaros. Siempre estoy dispuesto a hablaros si me queréis
escuchar. Siempre me podéis ver, si lo deseáis. Estoy en todas las cosas
visibles e invisibles. Estoy dentro de cada uno de vosotros, y, poco importa
cómo me llaméis, poco importa cómo me veáis, yo me puedo manifestar de todas las
formas que vuestra imaginación os permita crear. Yo soy todo y estoy en todo.
Cuando despreciáis algo o alguien, pensad que yo también estoy ahí.
Si buscáis la
salvación, buscad en vuestro interior. Ese es el camino. Si necesitáis mi ayuda,
pedidla; yo os entregaré fielmente lo que deseáis, aseguraos sólo
de desear lo que verdaderamente queréis. Si vuestros pensamientos están
alineados con vuestras palabras y acciones, sin duda vuestra vida será el
reflejo de vuestras decisiones, de vuestros deseos. Meditadlo. El camino está en
vosotros. El ruido de la calle, las luces de las ciudades pueden a veces haceros
creer que las soluciones están fuera, que otros pueden cambiar vuestra vida,
satisfacer vuestras necesidades, que la riqueza o la abundancia se encuentran en
el dinero, en lo externo.
Ya os vais dando
cuenta de que no es así, bendecid esta crisis que os está obligando a buscar
hacia dentro los recursos para seguir adelante. No temáis miraros al espejo, y
cuando lo hagáis, sed amorosos con vosotros mismos. Sois valiosos. Gracias a
vosotros yo también puedo experimentarme a mí mismo. Gracias por todo ello. A
través de cada uno de vosotros, de vuestra particular y especial manera de
experimentaros a vosotros mismos, puedo yo experimentarme a mí mismo. Yo os
acompaño en todo, soy el todo y la parte, igual que vosotros.
¡Sed Felices! El
propósito de vuestra vida no tiene por qué ser el sufrimiento, si no lo deseáis
así. Experimentad lo que realmente deseéis experimentar, eso es vuestro
“secreto”, lo que os hará felices. Iniciad el camino hacia adentro cuanto antes,
y para los que ya estáis en ello, seguid con ahínco, las maravillas que os
encontraréis por el camino os harán sentir dichosos, y, si dudáis de mi palabra,
decidid conocer a alguien que sigue su camino.
El sufrimiento os
permite saber lo que es el goce. No tiene por qué ser eterno. Os amo a todos tal
y como sois, en cada momento de vuestra evolución. Os amo sin condiciones.
Amaros a vosotros mismos de la misma manera. Amad a todo lo que os rodea,
aceptad lo que no podáis amar; la aceptación os conducirá al amor. El amor
sanará todas vuestras “heridas”, os hará Uno con el Todo.
El amor es vuestro
poder. Sois amor, esa es vuestra esencia. Os amo, amaros los unos a los otros,
amaros a vosotros mismos, incondicionalmente, ese es el camino.”
Padre/Madre,
Creador, Fuente, Dios como queráis llamarme.
Canalizado
por Rita Hidalgo Carrete, 18/06/2012.
Este texto puede ser compartido siempre y cuando no sea m
Fuente: www.agartam.com
GHB - Información difundida por http://hermandadblanca.org/
Este texto puede ser compartido siempre y cuando no sea m
“El mensaje es mío,
es del Padre/Madre, de la Fuente, de Dios, cómo queráis llamarme. Tienes que
decirle a mi pueblo que es el momento de centrarse en sí mismos, de buscar hacia
dentro, de liberar el ser divino, el ser de luz que llevan dentro, de la prisión
creada por sí mismos y por la Sociedad.
Cada ser,
independientemente, es más sabio que el colectivo. En una sociedad son unos
cuantos los que deciden las normas que más les convienen, pero esas normas que
aparentemente regulan, ordena y uniformizan, también imponen y asfixian; van
muchas veces en contra de la naturaleza del propio ser y de su esencia divina.
Creo que ahora ya va filtrando, en la Sociedad, la idea de que no hay nada
bueno, ni nada malo, sólo existen consecuencias. Tampoco existen casualidades,
las cosas pasan según lo que uno piensa, lo que uno desea.
Diles a todos que
vigilen sus pensamientos.
Los pensamientos se
concretan en palabras y las palabras en actos. Eso ya lo dije anteriormente. Ya
estuvo escrito para que muchos lo leyeran, pero todavía no ha llegado a todos,
por lo tanto, lo vuelvo a repetir. Es el momento ahora de buscar en uno las
respuestas a los problemas. Las respuestas nunca están fuera, siempre están
dentro. Muchos seres de luz ya están trabajando en esta dirección, pero
necesitamos que muchos más lo hagan.
Que no se engañe
nadie, la crisis que tanto anuncian hoy en día, es un acontecimiento creado por
unos cuantos que se está volviendo cada día más grande por los pensamientos
colectivos de muchos. Esa realidad podría cambiar en un instante, si todos esos
muchos cambiaran su pensamiento; es más, ni sería necesario que lo hicieran
todos, con una buena parte, ya sería suficiente.
¿Cuándo asumiréis
que sois los creadores de vuestras vidas?
Antes lo hagáis,
antes seréis libres de todas las imposiciones sociales, de todas las trabas de
vuestra mente y las ilusiones que creáis con vuestro ego; él os diferencia, pero
no es necesario que lo alimentéis, pues todos sois una parte del todo.
Todos sois iguales,
aunque diferentes.
Compartís la misma
esencia aunque no las mismas experiencias; ellas son únicas para cada uno de
vosotros y eso es lo que os hace especial a cada uno, y digo especial
no digo mejor. Ningún ser es mejor que
otro. Ni tan siquiera el ser humano es mejor que los animales o
las plantas, o las piedras, las estrellas, etc. Cada ser vivo experimenta una
realidad distinta, siente y percibe desde su ángulo particular, pero eso no
quiere decir que unos sean mejores que los otros. Ya es el momento de que
valoréis y cuidéis vuestro entorno, cada planta, cada animal es tan valioso como
vosotros mismos; la propia Tierra es igual de valiosa.
Imaginaros que cada
día desmontáis un ladrillo de vuestra propia casa, del lugar cómodo y agradable
en el que moráis. Cada día vais sacando uno, sin reponerlo, sin preocuparos de
la estructura que os alberga. ¿Qué pasará al cabo de un tiempo? La casa se va a
venir abajo ¿verdad? ¿Qué pensaríais entonces de vosotros mismos? ¿Qué eso no
tiene nada que ver con vosotros? ¿Os lamentaríais preguntándoos por qué el
destino es tan cruel, por qué os trata tan mal la vida?
Esto os parecería
descabellado si se lo oyerais a otros. Pero cuando sois vosotros los que lo
decís, ¿qué pasa entonces? Os permitís desplazar la autoría de esa destrucción
continua; ya no sois vosotros los “culpables”. No, es Dios, el destino, la vida,
los políticos, etc. Cada vez que pensáis que el creador de vuestros infortunios
es otro, os estáis perdiendo a vosotros mismos. Ahora es el momento de despertar
y ver lo que estáis decidiendo cada día, despiertos o dormidos; observar
vuestros pensamientos y relacionarlos con los acontecimientos de vuestra
vida.
Hemos hecho un Pacto
hace muchos años. Yo os he creado a
mi imagen y semejanza. ¡Sí, sois todos iguales que yo! Y no sólo vosotros, los
seres humanos, que os consideráis una raza superior, sino que también las
plantas, los animales, los minerales, las estrellas, los planetas, cada
partícula de materia, cada rayo de luz, todo lo que podéis ver, tocar , sentir;
todo lo que conforma vuestra realidad está imbuido de mi presencia. Yo soy el
creador y os he hecho creadores. Vuestra materia prima es la energía. Para que
podáis ser, auténticamente, creadores, es necesario que dispongáis de libre
albedrío y ese, es parte del Pacto que tengo con vosotros. Sois libres de crear
y experimentar todo lo que deseéis.
A través de la
experimentación se desarrolla la vida. Esa es su razón de ser. La
experimentación os aporta consciencia. Ya tenéis todos mucha sabiduría innata,
está en vosotros, y vosotros sois los que podéis limitarla o ampliarla según la
perspectiva que decidáis tener. Por lo tanto, ¿en qué se concreta
vuestro libre albedrío? En vuestra capacidad para decidir, para
crear lo que decidáis crear; la creación es la materialización del
pensamiento, es decir, que la energía se transforma en materia, en algo visible
y tangible. Pero no os equivoquéis, lo que creáis es una ilusión, es un gran
teatro en el que vais a interpretar vuestro papel. Esa interpretación es la que
os va a permitir experimentar lo que deseáis, es decir, lo que
habéis decidido experimentar en cada vida. Por lo tanto, mi Pacto
con vosotros es satisfacer todos vuestros pedidos, vuestros deseos, vuestros
pensamientos. Vosotros creáis y yo permito esa creación, os concedo todos
vuestros deseos. Ese es nuestro Pacto.
Probablemente,
muchos lo hayáis olvidado, pero seguro que al leer mis palabras sentiréis un
cosquilleo interno, una vocecita que os dirá: “Es así, hazle caso.” Esa vocecita
es vuestra sabiduría, vuestra divinidad. ¡Sí, sois divinos! Recordad que os he
hecho a mi semejanza. Esa vocecita, podéis callarla o escucharla, esa también es
vuestra elección. Si la escucháis, os permitiréis desarrollar vuestra sabiduría
interna, y vuestra vida, sin duda, será más agradable, placentera, auténtica y
fácil. Si no la escucháis, os sentiréis permanentemente divididos, fracturados,
desarmonizados. Si no escucháis vuestra voz interna, estaréis negando lo que
sois: hij@s de Dios, seres divinos, seres de luz. La oscuridad en vosotros, es lo que os
permite experimentaros como seres de luz. Sin ella, no sabríais lo que sois
realmente. Cada elemento cumple su función; no hay nada malo, ni bueno.
Todo está ahí por
una razón. No existen las casualidades. Cada uno de vosotros crea lo que
necesita experimentar, por lo tanto mirad hacia adentro con ojos amorosos, dejad
de ser vuestro juez y el de todos. Aceptaros como sois y decidid
cambiar lo que ya no os sirve. ¡Es así de fácil! Todas las mañanas y las noches,
y cada vez que lo necesitéis, higienizad vuestros pensamientos. Hoy en día
valoráis mucho el cuidado corporal, es sin duda importante, pero más efectivo
acompañado de una buena higiene mental. Observaros, aceptaros, siempre desde el
amor, desde el corazón. Es mágico. Vuestra vida es lo que vosotros pensáis,
habláis y hacéis. Está en vuestras manos cambiarla.
Yo siempre estoy a
vuestro lado, para ayudaros. Siempre estoy dispuesto a hablaros si me queréis
escuchar. Siempre me podéis ver, si lo deseáis. Estoy en todas las cosas
visibles e invisibles. Estoy dentro de cada uno de vosotros, y, poco importa
cómo me llaméis, poco importa cómo me veáis, yo me puedo manifestar de todas las
formas que vuestra imaginación os permita crear. Yo soy todo y estoy en todo.
Cuando despreciáis algo o alguien, pensad que yo también estoy ahí.
Si buscáis la
salvación, buscad en vuestro interior. Ese es el camino. Si necesitáis mi ayuda,
pedidla; yo os entregaré fielmente lo que deseáis, aseguraos sólo
de desear lo que verdaderamente queréis. Si vuestros pensamientos están
alineados con vuestras palabras y acciones, sin duda vuestra vida será el
reflejo de vuestras decisiones, de vuestros deseos. Meditadlo. El camino está en
vosotros. El ruido de la calle, las luces de las ciudades pueden a veces haceros
creer que las soluciones están fuera, que otros pueden cambiar vuestra vida,
satisfacer vuestras necesidades, que la riqueza o la abundancia se encuentran en
el dinero, en lo externo.
Ya os vais dando
cuenta de que no es así, bendecid esta crisis que os está obligando a buscar
hacia dentro los recursos para seguir adelante. No temáis miraros al espejo, y
cuando lo hagáis, sed amorosos con vosotros mismos. Sois valiosos. Gracias a
vosotros yo también puedo experimentarme a mí mismo. Gracias por todo ello. A
través de cada uno de vosotros, de vuestra particular y especial manera de
experimentaros a vosotros mismos, puedo yo experimentarme a mí mismo. Yo os
acompaño en todo, soy el todo y la parte, igual que vosotros.
¡Sed Felices! El
propósito de vuestra vida no tiene por qué ser el sufrimiento, si no lo deseáis
así. Experimentad lo que realmente deseéis experimentar, eso es vuestro
“secreto”, lo que os hará felices. Iniciad el camino hacia adentro cuanto antes,
y para los que ya estáis en ello, seguid con ahínco, las maravillas que os
encontraréis por el camino os harán sentir dichosos, y, si dudáis de mi palabra,
decidid conocer a alguien que sigue su camino.
El sufrimiento os
permite saber lo que es el goce. No tiene por qué ser eterno. Os amo a todos tal
y como sois, en cada momento de vuestra evolución. Os amo sin condiciones.
Amaros a vosotros mismos de la misma manera. Amad a todo lo que os rodea,
aceptad lo que no podáis amar; la aceptación os conducirá al amor. El amor
sanará todas vuestras “heridas”, os hará Uno con el Todo.
El amor es vuestro
poder. Sois amor, esa es vuestra esencia. Os amo, amaros los unos a los otros,
amaros a vosotros mismos, incondicionalmente, ese es el camino.”
Padre/Madre,
Creador, Fuente, Dios como queráis llamarme.
Canalizado
por Rita Hidalgo Carrete, 18/06/2012.
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